"Lo que importa verdaderamente en la vida no son los objetivos que nos marcamos, sino los caminos que seguimos para lograrlo"

jueves, 22 de noviembre de 2012

Te escucho atentamente


LA ESCUCHA ACTIVA

La escucha activa es la técnica más potente en orientación.

Es entender lo que el otro me está diciendo verbal y corporalmente y hacerle ver que le estoy escuchando a través de la comunicación no verbal. Para ello usamos reformulaciones (“si no te he entendido mal”, “lo que me estás diciendo si no me equivoco es…”), miramos a la persona que demanda nuestra orientación personal, la acompañamos emocionalmente, asintiendo, mediante el Rapport (más adelante hablaré sobre qué es el Rapport).

Pero para que se dé bien la escucha activa debemos de ser conscientes como orientadores de que no podemos escuchar a alguien si estamos cansados, si no nos interesa el otro, si no nos interesa lo que nos está contando (esto nos puede ocurrir cuando trabajamos con adolescentes), si le juzgamos por lo que ocurre o si en ese preciso momento quienes necesitan ser escuchados somos nosotros y no ellos debido a alguna preocupación que nos abruma.

No podemos pasar tampoco por alto que la escucha más efectiva se hace SIEMPRE desde el corazón. Por más posturas, técnicas y estrategias que ensayemos y utilicemos, si detrás no está nuestra comprensión por el otro, la escucha no funciona.

Por encima de todo, ¡SÉ TÚ MISMO CUANDO ESCUCHES!

Debemos buscar herramientas que nos hagan sentir a gusto, porque es muy importante ser auténticos, adoptando herramientas como las siguientes a nosotros mismos.


TÉCNICAS O HERRAMIENTAS PARA LA ESCUCHA ACTIVA

  • Refuerzo Positivo: animar a nuestro interlocutor a que siga hablando con expresiones del tipo: “si”, “ya”, “entiendo”, “¿y después?”, etc. Es animarlo a sacar todo lo que tiene, metafóricamente hablando, en el cajón.
  • Resumir: para ello se necesita entender lo que nos ha dicho, seleccionar los elementos clave, de forma clara y directa y mostrando empatía: “si no te he entendido mal…”, “a ver si te he entendido bien…”.
  • Reformulación: aquí le decimos lo que él nos ha transmitido pero con nuestras palabras. Esta herramienta es más difícil porque como bien sabemos, las palabras tienes más de un significado.
  • Asentir: asentir levemente con la cabeza, pero tener cuidado con la frecuencia de asentir porque puede parecer que no le estamos escuchando activamente y que nos aburre lo que nos está contando.
  • Reflejar: es la escucha activa en su sentido estricto. Quizá sea la técnica más completa bajo mi punto de vista. Se trata de decir con mis propias palabras los sentimientos existentes bajo lo que el otro ha expresado.

Las técnicas de escucha activa, por tanto, a priori son muy sencillas pero resultan ser muy complejas: son pequeñas grandes cosas.

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